21 días sin smartphone por la noche: los efectos sorprendentes de una desintoxicación digital

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Si les digo que una pequeña desintoxicación digital de 30 minutos al día puede mejorar su vida, ¿se animan? En promedio, pasamos 5 horas y 7 minutos al día en nuestro teléfono, sin contar la actividad profesional. No nos damos cuenta cuando deslizamos, hacemos scroll o revisamos rápidamente notificaciones, pero nuestra atención está constantemente atraída hacia los smartphones, lo que hace que nuestra mente no esté dispuesta a descansar. Especialmente por la noche, el scrolling es el más perjudicial. La luz azul emitida por las pantallas bloquea la secreción de melatonina (la hormona del sueño) y perturba el reloj biológico. Fue al darme cuenta de que mi sueño se veía afectado por lo que miraba en mi smartphone antes de ir a la cama que quise intentar esta experiencia que comparto aquí con mucho gusto.

¿Por qué esta desintoxicación digital de 21 días?

Llevaba un tiempo acostándome mientras hacía scroll y sentía que eso realmente no me hacía bien por dos razones: la primera, por la luz azul que mantenía mi atención, y la segunda, que era la que más me molestaba, el hecho de ver videos de todo y de nada.

Desde el punto de vista científico, los expertos son categóricos: hacer scroll sin fin nos mantiene en un estado de vigilia artificial. Para permitir que nuestro cerebro descanse, deberíamos dejar completamente las pantallas al menos 30 minutos antes de acostarnos. Si extendemos esta duración a 1 o 2 horas, los efectos positivos son aún más importantes.

Una noche, cansada de despertarme aún fatigada, a veces perturbada por publicaciones que había visto el día anterior, decidí actuar. Se acabó el uso de pantallas antes de dormir. Seguramente lo saben: se necesita un mínimo de 21 días para adquirir un nuevo hábito. Así que quise experimentar dormir 21 días sin mi teléfono para ver si este pequeño cambio podría tener un impacto real en mi día a día.

¡Lo que sucedió durante esta desintoxicación digital!

Gran noticia, alejarse de las redes sociales es un verdadero regalo para la salud mental. Lo sabemos, pero esta experiencia realmente me permitió confirmarlo.

Yo que pensaba que no era adicta a mi teléfono, la primera semana, me costó mucho.

• La primera semana

Descubrí cuánto dependía completamente de mi smartphone para evitar quedarme sola con mis pensamientos. Para llenar ese vacío, decidí retomar la lectura. Era una gran fan de la literatura, pero desafortunadamente, era un aspecto de mí que había perdido un poco.

Así que reemplazé el scrolling por un libro, y créanme, es la mejor decisión que he tomado.

• Un sueño más reparador

Desde el primer día, noté un cambio positivo. En lugar de despertarme cansada, con recuerdos de ciertos videos que había visto la noche anterior (y que, claramente, no me aportaban nada en la vida), me desperté el primer día súper descansada y, sobre todo, sentí una gran calma mental.

• Más tiempo para mí

Desprenderme de mi teléfono por la noche me permitió redescubrir las alegrías de la lectura. En este mundo que va demasiado rápido, había olvidado cuánto bien hace leer en la cama. Si no eres muy aficionado a los libros, puedes tomarte un momento para ti, por ejemplo, para meditar, practicar la gratitud o incluso planificar tu semana, si eso te ayuda. Lo importante es dedicarse a una sola tarea, en calma.

• Una mejora en mi salud mental

Sin sufrir de ansiedad, como muchas personas, debo manejar el estrés y un exceso de información a diario. Les aseguro que solo al desconectarme de las pantallas por la noche, logro sentirme más serena. También he tomado mucha distancia sobre lo que consumo en línea. Me he dado de baja de cuentas de Instagram que no me aportaban nada y ahora me concentro en actividades tranquilas que me hacen bien, como organizar mi semana o leer un libro.

¿Lo que más me ha hecho bien? No ver las noticias angustiosas antes de dormir. ¡Mi salud mental me lo agradeció!

Las lecciones que saco de esta desintoxicación digital

Esta pequeña experiencia me ha mostrado cuánto nuestras hábitos digitales influyen en nuestro bienestar, a menudo sin que nos demos cuenta. Tomar distancia de nuestros teléfonos no solo beneficia nuestro sueño: también es una forma de retomar el control sobre nuestro tiempo y nuestra mente.

¿Y ahora?

¿Por qué volver a un mal hábito? Por una razón tonta, siempre es tentador. Pero esta experiencia me ha enseñado la importancia de mantenerme disciplinada y preservar esta rutina virtuosa al momento de acostarme.

Los 21 días han pasado, pero este hábito llegó para quedarse. Mi teléfono ahora permanece en la mesa de la cocina cada noche, y disfruto plenamente de este paréntesis sin pantallas. Si buscas una forma simple y efectiva de sentirte mejor, te animo a que intentes la experiencia. Créeme, los beneficios superan con creces las expectativas.

Entonces, ¿listo para dejar tu teléfono por la noche? Podrías sorprenderte gratamente de todo lo que puede cambiar en solo 21 días.

Imagen principal: ©Kinga Howard/unsplash