Crear tu propio estilo de vestir: 4 reglas de oro para diferenciarte de las tendencias
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A primera vista, puede parecer fácil vestirse. Con la cantidad de tendencias que emergen del mercado de la moda cada año, uno podría creer que crear su propio estilo es un juego de niños.
Después de todo, basta con leer el último artículo de moda, consultar tu feed de Instagram o seguir a tu influencer de moda favorita para estar al tanto del último outfit de moda en vogue.
Pero cuando se observa este fenómeno un poco más de cerca, nos damos cuenta de que para tener su propio estilo, es necesario desvincularse de las tendencias.
Las tendencias estilísticas nos oprimen. Al seguir la moda de cerca, las influencers y otras iconos del mundo fashion, tendemos a copiar lo que ya existe, perdiendo totalmente nuestro sentido artístico y nuestra personalidad.
Entonces, ¿cómo revertir la situación? ¿Cómo divertirse con la ropa para que se convierta en la propia extensión de tu personalidad? ¿Cómo lograr crear tu propio estilo: un estilo independiente, único y que te refleje?
Es lo que vamos a intentar desglosar en este artículo. Aplicando estas 4 reglas de oro a tu cotidianidad estilística, deberías lograr divertirte con tu ropa para encontrar tu propio estilo; aquel que te define.
- 1. Regla de oro número 1: vestirse para uno mismo y no para los demás
- 2. Regla de oro número 2: abrir los ojos para encontrar inspiración y crear tu estilo
- 3. Regla de oro número 3: pensar tu estilo como un conjunto
- 4. Regla de oro número 4: convertirse en el/la explorador/a de su propio esteticismo
Regla de oro número 1: vestirse para uno mismo y no para los demás
Una tendencia existe porque es popular. Y cuando hablamos de tendencia, hablamos de tendencia de mercado, de efecto de moda, de aquellas que desaparecen antes de florecer, de aquellas que son creadas por los oficinas de tendencias, y que están diseñadas únicamente con el propósito de vender para inundar el mercado de la moda.
De estas tendencias nacen estilos improbables que no duran más de una temporada y que son adoptados por los iconos de moda o las fashionistas, convirtiendo estos looks en nuevos estándares.
Pero esto plantea un problema: es porque la moda está estandarizada que empuja a los consumidores a vestirse como los demás. Resultado, nos vestimos no más para nosotros, sino para imitar al grupo o ser parte de la norma.
Y ahí está la gran paradoja: si quieres vestirte como los demás, te alejarás de ti mismo. Si intentas copiar las tendencias, nunca lograrás encontrar tu estilo.
De ahí la regla de oro número 1: olvida la mirada de los demás. Conviértete en actor de tu estilo, y no en un espectador al que se le impone una forma de vestir.
Aunque puede parecer fácil, el ejercicio no es tan obvio cuando estamos acostumbrados a dejarnos dictar nuestra forma de vestir. Vestirse para uno mismo requiere centrarse en uno mismo, en sus deseos, necesidades, personalidad. Dejamos caer las máscaras y lo que se espera de nosotros para reconectarnos con lo que queremos expresar, comunicar.
Regla de oro número 2: abrir los ojos para encontrar inspiración y crear tu estilo
La clave para encontrar tu estilo es la inspiración. La verdadera inspiración, no la que se encuentra al alcance de un clic en Pinterest o Instagram, sino la que se encuentra en cada pequeño detalle de la vida cotidiana. Aquella que nos transporta, nos da emoción, nos marca, nos conmueve, nos sensibiliza.
Y se encuentra en todas partes.
En una película, una música, en un álbum de fotos, en archivos, en historias, en la terraza de un café, en el movimiento de la gente de paso, etc.
Porque si partimos del principio de que las tendencias matan la moda, y por efecto dominó satisfacen el estilo de cada uno, entonces es contraproducente referirse a ellas. La idea es más bien desvincularse de ellas. Y para eso, hay que buscar donde no se encuentran, es decir, en la vida real. En los colores de la naturaleza, por ejemplo, en los materiales brutos, en las tiendas de segunda mano, en los armarios de las abuelas, en los desvanes, en las arquitecturas, en los paisajes, etc.
Al abrir los ojos en nuestro día a día en busca de lo que puede ayudar a constituir las bases o los detalles de nuestro propio estilo, nos obligamos a abrir nuestra mente, pero sobre todo a componer con nuestras propias afinidades. Y eso constituye la base de un look que nos define.
Regla de oro número 3: pensar tu estilo como un conjunto
Las imágenes de moda tienden a mostrarnos looks inadaptados a la realidad del día a día. Un crop top en pleno invierno, zuecos como zapatos para la primavera, patchwork en su vestido de verano, etc.
Excepto que no todos tenemos el mismo día a día, y según nuestro estilo de vida, no abordamos los días de la misma manera. Por ejemplo, puedes ir al trabajo en bicicleta todos los días. En este caso, el vestido de noche durante el día, mejor olvidarlo. Por el contrario, tu actividad o tus deseos te pueden exigir llevar un atuendo elegante o clásico. En ese momento, adoptar la tendencia XXL con cortes amplios y prendas con influencias de ropa urbana probablemente no sea lo más adecuado.
El clima también juega un papel importante. Quizás no vayas a llevar tu pequeño top de encaje cuando hace -10 afuera porque es la tendencia del momento. Del mismo modo que ponerse un abrigo de lana cuando llueve a cántaros no es lo más práctico.
En fin, hay muchos criterios a tener en cuenta, pero lo que hay que recordar es que es importante adaptar su estilo a su día, sus actividades, sus hábitos.
Piensa en la practicidad antes que en el esteticismo. Siempre te sentirás mejor en un atuendo «funcional» que de moda, porque tiene una gran ventaja. Puedes mejorarlo.
Compone tus atuendos para tu vida diaria, incluso si puede parecerte básica, simple o incluso aburrida. Pero piensa que siempre podrás mejorarla, personalizarla, llevarla al siguiente nivel. ¿Cómo? Con accesorios y con la elección correcta de colores. Joyas, cinturones, gorras, sombreros, gafas, pins, pañuelos… Piensa en todos esos pequeños detalles que pueden venir a realzar, iluminar o dinamizar tu atuendo. Bien elegidos, harán la diferencia, porque tienen la ventaja de ofrecer relieve, pero sobre todo personalidad a tu outfit.
¡Y eso es exactamente lo que queremos!
Regla de oro número 4: convertirse en el/la explorador/a de su propio esteticismo
Si las tendencias de mercado no ayudan a nadie a definir su propio estilo, sin embargo, tienen el mérito de ayudar en un punto. Pueden servirte de guía.
No sirve de nada renegarlas ya que existen. Pero puedes apropiártelas. Entonces, véanlas como faros que te guían a través de tu propia búsqueda estilística.
Porque es evidente que tu estilo pasará por varias fases, etapas y tentativas. Y está muy bien así. La idea aquí para lograr crear un estilo propio a tu imagen, es pensar como un explorador.
Intenta, explora, prueba, ensaya, combina, mezcla… En resumen, deja la libertad de expresar lo que tienes ganas, sin importar la mirada de los demás, lo que las tendencias, las marcas o las revistas puedan mostrarte. Toma varios elementos de las tendencias actuales o de décadas como los años 2000 o los setenta, y mézclalos. Ve cómo te sientes.
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