La moda responsable analizada, para consumir mejor
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Es una de las industrias más poderosas del mundo en términos económicos, pero también una de las más devastadoras en términos ecológicos, medioambientales, humanos y sanitarios. La industria de la moda comienza a generar alarma, y a impulsar a las personas a cuestionarse y educarse, para seguir el camino de la moda responsable.
La moda rápida, el imperio de la novedad y la instantaneidad a bajo costo
Vivimos en una sociedad que está constantemente persiguiendo la última novedad o innovación. Una carrera que afecta a todos los ámbitos y especialmente a la moda. El dicho dice que la moda es solo un eterno retorno, sin embargo, aunque esto sea cierto y sería bueno reutilizar nuestras prendas, observamos un consumo que no deja de aumentar.
Esta constante renovación y los cambios de tendencias tan rápidos como un parpadeo, ese es el lema de la moda rápida. Un modelo de consumo devastador que ofrece prendas de moda y desafía todos los precios. Encantador sobre el papel, su realidad comienza a preocuparnos a todos. De hecho, aunque sea extremadamente virtuosa desde el punto de vista económico, esta industria causa estragos ecológicos y humanos.
Su idea: surfear la tendencia
Con la influencia de las redes sociales en nuestros días, la moda se encuentra rápidamente en primer plano. Muchas influencers, como Camille Callen, con 1 millón de seguidores en su cuenta de Instagram @noholita, tienen como lema presentar diferentes looks y nuevas prendas casi a diario. Estas cuentas, seguidas por millones de seguidores, fomentan el consumo excesivo de moda, donde sentimos la necesidad de comprar constantemente las últimas prendas lanzadas, para ser percibidos como «a la moda».
Comportamientos fomentados por las miles de prendas que salen cada mes en las tiendas de moda rápida. Un concepto de moda establecido por el fundador de Zara, Amancio Ortega Gaona, en la década de 1970.
Superar a los diseñadores
La idea de Ortega Gaona fue acertar con las tendencias, producir rápidamente y ofrecer precios más asequibles. En resumen: hacer que el «lujo» sea asequible para todos.
Así es como muchos diseñadores han visto sus modelos copiados y vendidos a precios mucho más atractivos por las tiendas de moda rápida. Muchos diseñadores han recurrido a la justicia para defender sus creaciones, en vano…
Este modelo atrae especialmente por sus costos. Camisetas a 3 €, pantalones a 10 € y rebajas por doquier, llegando incluso a poner productos a 0 €… Una indignación que alerta a más de uno, pero que sigue atrayendo a tantos compradores.
Correr más rápido que el tiempo
Estipulado en su nombre, esta moda juega con la rapidez. Porque sí, en el mundo de la moda rápida, hay que ser rápido, ya que la parte superior que pidas hoy ya estará pasada de moda en 2 semanas.
Incluso en las tiendas este espíritu de cambio está presente. En tiendas como Zara, las prendas cambian de sección cada semana para dar a los consumidores la impresión de una renovación constante. Y sobre todo, la idea de tener que comprar en el momento, arriesgándose a perder la prenda si volvemos al día siguiente… Todo un arte de manipular a los consumidores.
La realidad de la moda rápida
Por supuesto, para ofrecer constantemente novedades, se deben hacer algunos compromisos. Y para ello, la moda rápida ha dejado de lado su moral, su ética y su compromiso ecológico.
A diferencia de un diseñador para el cual se necesitan varios meses para crear una camiseta de 25 € de principio a fin, marcas como Shein o Boohoo del mismo grupo lo hacen en 2 semanas, con un precio de venta de 5 €. Y esto se explica por:
- la copia de modelos existentes
- el uso de tejidos de mala calidad (a veces llenos de microplásticos y peligrosos para llevar) y lavados de la manera más simple con disolventes tóxicos y altamente contaminantes
- la fabricación en fábricas donde el trabajo es subcontratado, en condiciones deplorables y a veces inseguras, sin respetar los derechos humanos y laborales, con empleados mal pagados y ensamblajes en cadena
Un modelo de consumo que busca el extremo, con el objetivo de obtener un rendimiento cada vez mayor, hasta el punto de que ahora se habla de «ultra moda rápida».
Los consumidores en el camino hacia una moda responsable
El derrumbe de Rana Plaza, la explotación de los uigures y otros trabajadores desvelados, los informes sobre la contaminación del agua y el aire cerca de las fábricas, las enfermedades relacionadas con la industria textil, los reportajes en los que se dan testimonios… Poco a poco, la realidad se cuela entre los brillos y lentejuelas, y las conciencias despiertan.
De hecho, frente a las alarmantes constataciones y en un contexto en el que el estado del planeta preocupa hasta el punto de generar olas de «eco-ansiedad», cada vez más personas desean informarse sobre la industria textil y la moda responsable, para consumir de manera más consciente.
Sin embargo, hay algunos obstáculos en el camino de los consumidores en busca de una moda responsable.
Evitar el greenwashing
Al sentirse amenazadas, las marcas de moda rápida han querido unirse a los esfuerzos de la moda responsable… O al menos dar esa impresión. El greenwashing consiste en manejar sutilmente el marketing, especialmente las palabras, para hacer creer que la marca se produce en las buenas condiciones de la moda responsable.
Por ejemplo, una marca puede decir que sus prendas «se imaginan en su taller de París», cuando en realidad están siendo cosidas en lo más profundo de China por trabajadores mal pagados. En la cima del podio encontramos el «Made in France», que puede aplicarse incluso a una prenda fabricada en un almacén en ruinas en Bangladesh, siempre y cuando se añada un detalle en Francia.
Por eso, elegir la moda responsable puede ser todo un desafío, ya que hay que saber encontrar la verdad entre las líneas de discursos manipuladores de los consumidores.
Educarse sobre moda responsable
Además de no caer en el engaño del greenwashing, la moda responsable requiere algunos conocimientos para poder tener las claves para consumir de la mejor manera posible, respetando nuestros valores.
¿Es realmente ecológico un algodón orgánico o su producción utiliza demasiada agua? ¿Qué se esconde realmente detrás de la viscosa que idealizamos? ¿Cuál es el verdadero coste de una prenda? ¿Qué impacto de carbono tiene el envío de paquetes?
Observamos así, junto con los numerosos reportajes que denuncian la moda rápida y sus estragos, la creación de contenido «educativo» para comprender mejor la industria textil y tener las claves para orientarnos hacia una moda responsable.
Contenido para orientarse hacia la moda responsable
En los últimos años, ha surgido un nuevo formato de contenido: los vídeos de análisis.
Estos vídeos están diseñados para analizar una marca y determinar su posición en la moda responsable. Analizamos la marca desde todos los ángulos para descubrir cuáles son sus acciones, cómo se producen sus prendas, cómo se posiciona y comunica sobre su ADN y su integración en la moda responsable, si la marca es honesta y transparente o si recurre al greenwashing…
Todo esto acompañado de explicaciones sobre los materiales, su producción, las etiquetas, los métodos de producción…
Tantos puntos analizados para conocer mejor la verdadera imagen de una marca y sus valores. Pero también para saber analizar las marcas que nos interesan y saber si su compromiso se ajusta a nuestros valores o no.
Como resultado de estos vídeos de análisis, Céline, del blog Iznowgood, ha publicado su libro «Mon dressing heureux». En él, se encuentra un panorama de la moda actual y sus consecuencias, así como las claves para comprender y seguir el camino de la moda responsable. Un verdadero tesoro de información, especialmente para aquellos que no están muy informados sobre el tema. Y esto se aplica tanto a los tejidos como a la confección de las prendas o las etiquetas.
Aunque no todos puedan permitirse invertir en moda responsable (por el costo, las tallas…), informarse permite consumir de manera más consciente y racional.
El análisis al servicio de las marcas
El éxito de estos vídeos se refleja en la demanda de las marcas a estos creadores para que les ayuden con su comunicación. Cómo destacar sus fortalezas y valores, hacer que la información sea comprensible para todos, elegir las palabras adecuadas, generar confianza y fidelizar a los clientes…
Frente a unas conciencias que despiertan y se informan, es fundamental para las marcas ser honestas en su comunicación, o de lo contrario perderán credibilidad.
Así es como vemos, en este clima de llamadas de atención y cambios, una toma de conciencia por parte de los consumidores y poco a poco por parte de las marcas. Que, lo han entendido, deben llevar a cabo cambios para seguir fidelizando a su clientela, cada vez más informada sobre el tema de la moda responsable.