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Oversize, materiales crudos, paleta tierra: las claves del estilo infantil 2025

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Desde sudaderas oversize hasta paletas terracota, cinco siluetas infantiles para conjugar estilo, ética y libertad de movimiento este regreso a clases.

En este regreso a clases, los padres en busca de estética y conciencia ya no solo buscan vestir a su hijo: buscan acompañarlo, a través de un vestuario pensado para durar, transmitirse y tener sentido.

La moda rápida infantil se está agotando: en su lugar surgen marcas exigentes, a menudo francesas o europeas, que reivindican un enfoque suave de la moda. Sin logotipos llamativos ni trucos infantiles: es el momento de la justeza, los volúmenes sobrios, las paletas naturales, las materias nobles.

La moda infantil 2025 se inspira en el streetwear adulto, en la slow fashion japonesa, en el workwear reinventado. Habla el lenguaje de los padres con estilo, mientras deja la libertad de movimiento necesaria para los niños. La frontera entre comodidad y elegancia se difumina: las prendas se convierten en herramientas de expresión, aliados del día a día, piezas elegidas de su relato en construcción.

Aquí hay cinco looks que cuentan esto: prendas como manifiestos en miniatura.

1. Las nuevas proporciones del estilo infantil: oversize, mix & materiales

Fuera cortes rígidos o conjuntos demasiado esperados. En 2025, el vestuario de los pequeños adopta volúmenes amplios, casi escultóricos. Chaquetas kimono, sudaderas oversize, pantalones de tiro alto con pinzas, vestidos largos de jersey grueso: las siluetas se alargan, se flexibilizan, se inspiran en el vestuario adulto sin perder nunca su frescura.

Es el caso de Omibia o LiiLU, donde las prendas cuentan un movimiento fluido, una presencia discreta pero afirmada. Un abrigo amplio de lana hervida se asocia con una falda larga de cintura elástica. Una sudadera amplia color arcilla cubre una camisa a rayas con las mangas remangadas. El look se concibe en capas, para seguir mejor los días de juegos, escuela e imprevistos.

Esta tendencia al oversize no es solo estética: también permite prolongar la vida de las prendas, atravesar dos temporadas o ser transmitidas entre hermanos y hermanas. Una elección práctica, duradera y sensible.

2. Paleta suave, materiales duros: el regreso de los tonos tierra y los textiles crudos

Lo que impresiona esta temporada es el regreso de la tierra. No en un sentido estricto, sino en los tonos: mostaza apagada, marrón arcilloso, verde salvia, gris piedra, rosa polvo. Colores tranquilizadores, que no pasan de moda y cuentan una infancia conectada con la realidad.

Los materiales siguen esta línea: terciopelo acanalado, popelina de algodón orgánico, denim reciclado, lana merina lavada. Textiles crudos, resistentes pero suaves, que se embellecen al arrugarse. Ofrecen al niño una textura sensorial y un caído que acompaña el gesto, la carrera, el descanso. Studio Bohème apuesta por pantalones de gasa de algodón suave, mientras que The New Society reinventa el vestido de regreso a clase en franela ligera.

Esta paleta orgánica se inscribe en una nueva gramática visual, inspirada tanto en el wabi-sabi japonés como en los paisajes naturales del suroeste europeo. Un regreso a lo esencial que reconcilia estética y anclaje.

3. Marcas que piensan con la cabeza y cosen con el corazón

Entre las etiquetas a seguir este regreso a clases, tres nombres se destacan por su exigencia ética y su identidad fuerte. Studio Bohème, con sede en París, trabaja en circuito corto y prioriza materiales certificados GOTS. Su corte insignia: el pantalón carrot con bolsillos aplicados, reinventado esta temporada en color arena.

The New Society, marca española, explora una estética suave y romántica, sin caer en lo nostálgico. Vestidos con pliegues, cuellos Peter Pan, tejidos finos color caramelo… todo está pensado para durar y transmitirse.

Finalmente, Bonjour Diary, que borda cada pieza a mano en un taller en India, se impone con motivos discretos, inspirados en impresiones antiguas. Su blusa floreada de algodón orgánico, asociada a un bloomer caqui o un peto texturizado, da lugar a siluetas libres, poéticas y contemporáneas.

Detrás de estas marcas, a menudo hay madres fundadoras, comprometidas a hacer coexistir estilo y valores. Cada colección es el fruto de una visión personal y de un respeto asumido por los ritmos de la infancia.

4. Vestir una actitud, no una edad

Los niños de hoy son individuos por derecho propio, y su estilo refleja esa singularidad. Se acabó el rosa para las niñas, el azul para los niños, los estampados chillones o los mensajes genéricos. Cada look se convierte en el reflejo de una personalidad, de un ritmo, de un anclaje familiar y cultural.

Vestir a su hijo es, por tanto, también honrar una actitud: la de la exploración, de la fantasía, del silencio o de la picardía. La prenda es un lenguaje no verbal, que permite al niño sentirse libre, alineado, respetado. Una blusa amplia, un overol de lino, un par de botas resistentes pueden ser suficientes para vestir esta postura – discreta pero poderosa – que cada niño ya lleva dentro.

El papel del padre estilista, aquí, ya no es dictar sino revelar. Observar, proponer, ajustar… para que el guardarropa se convierta en un terreno de autonomía y afirmación personal.

Porque una sudadera bien cortada, un pantalón fluido o un par de botas robustas, son a menudo más que una prenda: son una manera de poner el pie en el mundo. ¿Y si este regreso a clases también fuera la oportunidad de redefinir lo que significa “vestir bien a su hijo”? Menos para agradar o exhibir, que para acompañar. Menos para rendir, que para crecer – realmente.

 

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